Era un día soleado de primavera cuando finalmente llegó el momento que habíamos estado esperando durante tanto tiempo para darnos el “Si quiero” en nuestra querida Nerja, en el lugar mas bonito y espectacular de la Costa del Sol que años antes había robado nuestros corazones.
La iglesia del Salvador, con su fachada blanca y azulejos coloridos, era el escenario perfecto para nuestra ceremonia. Mientras caminaba hacia el altar, con las lagrimas en los ojos, tenia metido en mi cabeza el sonido de las olas rompiendo suavemente en la distancia, sentí una mezcla de emoción y gratitud.
Había recorrido un largo camino desde Inglaterra hasta este hermoso pueblo andaluz, y ahora estaba a punto de dar el paso más importante de mi vida.
Ceremonia magica en Nerja
La ceremonia fue mágica. La luz del sol se filtraba a través de los vitrales, creando un ambiente que parecía sacado de un cuento de hadas. Nuestros amigos y familiares, muchos de ellos también expatriados, estaban allí, sonriendo y secándose las lágrimas de felicidad.
Cuando finalmente intercambiamos nuestros votos, supe que habíamos hecho bien al elegir este lugar; cada rincón de la iglesia parecía estar impregnado de amor.
Después de la ceremonia, nos dirigimos al famoso Balcón de Europa para nuestra sesión de fotos. La brisa marina jugaba con mi velo mientras mi esposo y yo posábamos frente a las impresionantes vistas del Mediterráneo.
La belleza del paisaje era simplemente abrumadora, y cada clic de la cámara capturaba no solo nuestro amor, sino también la esencia de este lugar que se había convertido en nuestro hogar.
Fotos en el Balcon de Europa
Mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, nos perdimos en un momento de complicidad.
Allí, en el Balcón de Europa, rodeados de amigos, risas y un paisaje de ensueño, me di cuenta de que no solo estábamos celebrando nuestra boda; estábamos construyendo un nuevo capítulo de nuestra vida juntos, en un lugar que siempre llevaríamos en nuestros corazones.
Esa noche, la celebración continuó en un acogedor restaurante local, donde brindamos con vino español y bailamos al ritmo de flamenco. La felicidad era palpable, y en cada sonrisa, en cada abrazo, sentí que habíamos encontrado un hogar no solo en Nerja, sino en el amor que compartíamos.
La magia de ese día, en la iglesia del Salvador y en el Balcón de Europa, quedará grabada en nuestra memoria para siempre.
En los proximos dias compartire con ustedes como organicé mi boda en Nerja paso a paso.